A
veces es poco creíble pensar que existe vida después de la muerte social, sí,
esa que aniquila tus expectativas y maximiza tus miedos. Hablamos de
discriminación, aquella que aunque no te hace daño físico destruye tu barrera
emocional. Y ¿Quién alguna vez no se ha sentido así? Sí, lo sé, es una mala
combinación entre calamidad y abatimiento, sobrepasando los límites del sentir
humano, ya que nada es más doloroso que el rechazo, el acortamiento de
oportunidades, el desplazamiento arbitrario, poco justificado, y nadie está a
salvo, y no es grato, es nefasto.
Ahora,
trata de sumarle a esto, el ser un paciente portador de VIH/SIDA, dónde todas
las miradas esquivarán la tuya antes de poder siquiera exponer tu posición, tu
enfermedad, dónde todas las bocas hablarán de ti, y de tu desgracia, de la pena
que les das, dónde los papás cruzarán a sus hijo de acera para no chocarse
contigo, porque les pareces atípico, dónde ninguna Universidad accederá a
educarte, ningún colegio te respaldará, ningún trabajo querrá tenerte por miedo
a que “contagies al personal”, ¿Conducta fóbica o actitud equivocada?
El
VIH/SIDA es una enfermedad de transmisión sexual, sanguínea y vertical (madres
a hijos), El SIDA (Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida) es una condición causada por un virus llamado VIH.
Este virus, sin cura descubierta, ataca al sistema inmunológico, y el
paciente se encuentra en un constante desbalance de su homeostasis interna,
haciéndolo vulnerable a “infecciones oportunistas” como cánceres severos o
mortales. Quizás hayas oído decir
que alguien" murió de SIDA". Esto no es completamente acertado, ya
que las infecciones oportunistas son las que causaron la muerte. El SIDA, es la
condición que permite que las infecciones se desarrollen. Esta
enfermedad no distingue estratos sociales, jerarquías clasistas, es imparcial,
por ello sus consecuencias crean pavor en las personas, que suelen relacionar
SIDA con contagio inmediato, foco de contaminación altamente efectiva, la
relacionan con MUERTE, concepción de lo más equivocada.
En
el proyecto “Body Maps” se incorporan temas de ayudas para los portadores y
pacientes de VIH/SIDA, en Sudáfrica, enfocándose en sus, pensamientos, emociones,
dudas, valiéndose de testimonios, fotografías, dibujos, escritos, relatando la
impotencia de querer hacer mucho pero ser limitado por todos, hablando de su
vida con su infección y de la potencia que se siguen sintiendo en sí mismo,
queriendo romper tabús y estereotipos sociales, tratando de acercarse lo más
posible a la tolerancia y aceptación grupal.
Además,
no solo es un intento individual por hacer valer a este tipo de pacientes en un
mundo de mentes cuadradas y poco contemplativas, sino, de contar historias, de
familias afectadas por este, ilustrando sobre la enfermedad en el siglo XXI,
padres afectados que dicen ser “Libros de Memoria” vivos, manifestando cosas
importantes para que los terceros puedan comprender que visualizan personas, hogares, y a sus
hijos, queriéndoles conectar con el pasado para que puedan concretar un futuro
libre, seguro, comprensivo.
Dentro
de la Universidad del cabo los estudiantes son guiados a través de una
exposición, son autorretratos de una docena de mujeres, que tiene VIH, que se
exponen ante el mundo para demostrar que siguen siendo mujeres luchadoras, para
sacar adelante a sus familias, a sus hijos, por ellos es que encuentran fuerzas
para sobrellevar todo y salir adelante, que vuelvan a tener positivismo, para seguir
con una vida digna, en pos de sueños por realizar.
El
VIH/SIDA es mayormente contagiado de hombres a mujeres, y en la actualidad es
señalar a la mujer como la “discapacitada”, la que merece lastima, que es
víctima insuperable de la enfermedad. El fin es acabar con este y todos los
perjuicios, hacer que estas personas consigan alcanzar metas, concretar
proyectos, enfatizar acciones, vivir.
En
la región Lambayeque, Ferreñafe es una comunidad que se ha visto vulnerable
ante este mal, aumentando sus casos según estadísticas, 80% más por año en el último
lustro, figurando niños, jóvenes, adultos y ancianos, siendo las cifras muy
alarmantes en las personas de tercera edad e infantes, considerándose un
problema de repercusión moderada en la actualidad.
Entonces
madres contagiadas por sus esposos de VIH-SIDA, quienes forman parte de la
población vulnerable, junto a sus hijos, quienes suelen adquirir la infección por línea vertical, por leche
materna o parto natural, señalándolos como “discapacitados”, que merecen lástima,
que son víctimas insuperables de la enfermedad, acortándoles alternativas de
acción. Lo que nos lleva a un alto índice de discriminación, que se cimienta en
el desconocimiento de la población, que se encasilla en conceptos antiguos y/o
poco asertivos, privándoles, conciente o inconscientemente, de sus derechos
fundamentales, sea en educación (poca o nula tolerancia a niños en escuelas,
universidades, institutos o centros de estudios y/o trabajo), salud (algunos se
niegan a ofrecer medicamentos o atención a los pacientes), así como el derecho
fundamental a la libertad, de actuar como sea necesario, hablar cuánto se crea
conveniente y sentir cuándo se desea, sin barreras o limitaciones, ser
autónomos y sin ataduras (psicológicas, sociales, etc.), ser libres.
El
fin último es hacerlos sentir bien con su condición, pues esto no les impide ni
dificulta acciones, actitudes, no los coarta ni estorba para realizarse, “una
vida normal, en un contexto normal, rodeado de personas normales”, pues nada
imposibilita la adhesión de estos a espacios sociales distintos, para que ellos
puedan autoaceptarse y no querer cambiarse, ya que es importante que se sientan
a gusto, que se sientan poderosos, que se sientan grandes y que sientan que
pueden hacer todo lo que quieran hacer.
Se
abre una ventana a las familias, trabajando con ellas y para ellas, familias
renegadas por tener al menos un miembro con VIH / SIDA, desplazadas y aisladas
por temor al contagio, por un temor infundado a ser parte de ellos como si
fuesen una “calamidad andante”. No se debe huir sino buscar alternativas de
solución y ayudar a que estas familias se reintegren, puedan manifestarse,
puedan desenvolverse y puedan conectarse con todas las personas, porque
estaríamos hablando de gente con capacidad y habilidad, gente con sueños y
esperanzas, gente queriendo vivir.
El VIH/SIDA es un verdadero ejemplo de la cooperación social e inclusión. Muchas
investigaciones mostraron una amplia lista de casos, en todos los contextos y
para todas las etapas, la Región Lambayeque es una de las que contiene más casos de SIDA, controlados y no, que
muestran una preocupante situación por la que se está atravesando como
departamento, como país, como sociedad. No existe el debido cuidado en la
circulación de medidas preventivas (no hay la difusión necesaria), las
políticas de gobierno aunque incluyen al SIDA como fondo de cada apertura de
año, aún están muy por debajo de la efectividad que deberían tener. Y no solo
es mencionar el problema de las autoridades, sino el caso omiso o
desconocimiento aún, de ciertos sectores poblacionales. Lo que se requiere es
un criterio que no solo quiera sobrellevar el problema sino entablar
alternativas con mejores resultados a largo plazo, no sólo es ir y decir que
debe hacerse, sino que las mismas comunidades comprendan que ellas deben
participar y actuar frente a ello, darse un empujón extra y concretar faenas de
desarrollo que aprovechen y exploten su aporte humano y cultural. Familias que
se ven afectadas no deben ser tratadas como productos tóxicos sino como cajas
de recuerdos, de las que podemos aprender, que podemos admirar y caminar junto
a ellas, de la mano, en un sendero dónde el fin no está aún visible, porque no
existen fines si hay sueños, no existen barreras, no existen peros, solo
existimos nosotros.